Tienes que hacerlo-dijo-. Se acercó más a él y atrajo la cabeza hacia sí. Toma-dijo-. Así, su mano le sujetó la cabeza por detrás. Sus dedos se movieron con delicadeza entre el pelo del hombre. Ella levantó la vista y miró a través del granero, y sus labios se juntaron y dibujaron una sonrisa misteriosa.
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