divendres, 10 de febrer del 2012

Todos para uno y uno para todos

---
---
D'Artagnan, con los ojos húmedos de gratitud y resplandecientes de alegría, volvió a Athos, a quien encontró aún en la mesa y mirando su último vaso de málaga a la luz de la lámpara.
- ¡Y bien! -dijo-, también ellos han rehusado.
- Es que nadie, querido amigo, era más digno de él que vos.
Cogió una pluma, escribió en el despacho el nombre de d'Artagnan y se lo entregó.
- Ya no tendré más amigos -dijo el joven- ¡ay!, ni nada, mas que amargos recuerdos.
Y dejó caer su cabeza entre sus dos manos, mientras dos lágrimas corrían a lo largo de sus mejillas.
- Sois joven -respondió Athos-, y vuestros amargos recuerdos tienen tiempo de cambiarse en dulces recuerdos.

0 COMENTARIS:

Publica un comentari a l'entrada